deja la gente
cuando vas a un bar buscas paz. la paz de un bar no está en el silencio, no. no está en la tranquilidad, no. la paz de un bar radica en estar como en tu casa, en no querer salir, mientras te pongan cerveza, y fútbol. está claro.
ahí lo pone.
lo que más me gusta de un bar es que tenga esa clase de gente que todos los bares que merecen la pena tienen.
- hace falta un cliente que pase las horas muertas allí, que siempre que vayas esté, que forme tanta parte del mobiliario, que el dueño haya pensado hasta incluirlo en el seguro. salvatore siempre anda entre cacharros y cacharros, un caldico aquí, un poco de pollo allá.
- hace falta una peña variopinta, de esos que cada cinco minutos se turnan para salir a la puerta a no se qué, y que además siempre piden la misma canción una y otra vez, y cuando llega la hora de cerrar nunca se dan cuenta, y todos beben cerveza, y hay desde funcionarios hasta obreros, pero que importa a la hora de tomar una mahou.
- hace falta algún familiar del dueño rondando, normalmente la novia con una amiga.
- hace falta que vayan los vecinos, y cuando digo vecinos no me refiero a los de las viviendas. me refiero a los vecinos de verdad. y los vecinos de verdad de un bar son los negocios de alrededor. son las peluqueras, los de la farmacia, los de la oficina esa de fincas, los del gimnasio, el portero de al lado, el de los azulejos, y por supuesto los del bar más cercano. si hay algo que tiene el mundo de los bares es que no viven unos sin los otros.
- hace falta el jubilado, la pesada de turno, el bocazas al que nadie traga, el de en medio de los chichos, que va una vez y no vuelve por que no pagó las últimas cervezas que se tomó, los niños del instituto que se saltan clases para ir a fumar y jugar a las cartas, los de la diana, los comerciales y algún que otro despistado que no tiene nada que hacer, y allí se mete.
a veces en los bares hasta se sigue un ritual, como una porra, o una peña de quinielas, o seguir alguna serie que ponen en la tele cuando no hay mucha gente, y solo entonces se puede conversar con el dueño.
me gusta el bar al que voy.
ahí lo pone, no tengo que repetirlo.