siempre pasan cosas raras
cuántas veces nos hemos preguntado la razón por la cuál desaparecen las parejas de nuestros calcetines. siempre desaparece uno de los dos –o a lo mejor no, a lo mejor desaparecen los dos, pero eso pasa más desapercibido- dejando al otro solo, sin consorte, apartado en un rincón del cajón, simplemente doblado, ni siquiera hecho una bola. muchas de esas veces vamos a la lavadora con la única esperanza de encontrar a esa pareja perdida que tiene a nuestro calcetín sumido en la tristeza. pocas de ellas satisfacemos su necesidad. casualmente nunca desaparece ese calcetín puñetero con patatas que nunca nos acordamos de tirar. siempre desparecen los más bonicos, los nuevos. se oyen miles de leyendas que atribuyen a los duendes el secuestro de nuestros calcetines. se dice que es casualidad, que están por dentro de la lavadora, o yo que sé que cantidad de tonterías.
siempre pasan cosas raras.
y que me decís de las llaves. de repente un día encuentras en casa miles de llaves que no abren ninguna puerta, cerradura, caja o vehículo. las hay de colores, pequeñas, grandes, con llaveros que siempre son horteras, de seguridad, sueltas, enganchadas únicamente a una arandela, etc… se encuentran en los sitios más insospechados, en cajones, monederos, botes, pero sobre todo en jarrones. ¿qué coño hace una llave de nadie en un jarrón?. lo que si es cierto es que hay millones de ellas. haz recuento. verás que tienes más de las que piensas. ¿quién habrá dejado allí esas llaves perdidas? ¿con que fin? ¿las ha dejado alguien o son los jodidos duendes haciendo de nuevo de las suyas?
¡lo tengo! todos los calcetines perdidos en tu casa se convierten instantáneamente en llaves que no abren nada.